..Por Menospreciar el Poder de la Oración
¨La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder¨
Santiago 5:16 Versión Dios Habla Hoy.
Entre la gran cantidad de objeciones a la práctica de la oración están las siguientes: Es considerada por muchos como autosugestión, otros más la consideran superstisión; hay quienes la ven como manipuleo de trucos ópticos para engañar a los ingenuos, están también los que la califican como una farsa o una actividad piadosa con fines mercenarios; y los más simplemente caen en el error de verla como un ritualismo vacío.
Considero esencial hacer la pertinente observación: una cosa es creer en la oración, y otra creer que la oración tiene poder. Por sí sola no lo tiene, sino que tal poder emana de su objeto que es Dios, porque a él está dirigida, el Dios Todopoderoso, y porque él mismo hizo promesas relacionadas con la práctica de la que esté intimamente relacionada a sus propósitos.
Para que la oración tenga poder, se hace necesario cumplir con ciertos requisitos establecios por Dios mismo. El texto arriba citado hace mención del hombre bueno, y el hombre bueno según las Escrituras es aquel que se ha rendido a Dios, que teme su nombre, obedece de corazón sus mandamientos, está lleno de su Espíritu y le glorifica en todo lo que hace y es. Se demanda además que tal oración sea hecha con fervor, fervor nacido del amor a Dios, a su reino, a su Palabra, a todo lo que pertenezca a él.
El Apóstol Santiago concluye su misiva dirigida a los creyentes judíos de las doce tribus de Israel que estaban en la dispersión, con recomendaciones prácticas y muy pertinentes respecto a la oración. La relaciona con la aflicción, la alabanza, la enfermedad, la confesión y el perdón de las ofensas contra Dios, y contra los hermanos en la fe, todo esto como recursos que proveé la oración fervorosa y poderosa. Y si leemos su carta entera, descubriremos que la asocia a la disciplina personal, a adquirir sabiduría divina, y a la victoria sobre el pecado, los cuales son asuntos de gran interés para todo aquel que anhele vivir la vida cristiana verdadera, la que se vive con Cristo en el corazón como Salvador, Señor y Rey Soberano.
Otro elemento de la oración fervorosa y poderosa, es la fe. Sus palabras dicen textualmente: ¨Si alguno tiene falta de sabiduría, pídala a Dios (…), pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor¨ Y ¿Qué significa pedir con fe? El Escritor de la Carta a los Hebreos lo declara al decir: ¨El que quiera acercase a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente le buscan¨, y enumera una larga lista de héroes de la fe. Ver Hebreos capítulo 11.
Y si acaso surgiera la pregunta: ¿Y quién puede tener tal fe? El hombre bueno de quien habla el texto que encabeza este escrito, honra a Dios, y el que honra a Dios, Dios le honra a él. Tal fue el caso de profeta Elías (Santiago 5:17.18), y es emocionante pensar y consolador creer que si el profeta la alcanzó siendo un humano como nosotros, está a nuestro alcance también. El Apóstol Santiago está haciendo alusión a la experiencia de Elías registrada en el Libro Primero de Reyes en sus capítulos 17 al 19
¡Cuánto perdemos cuando menospreciamos el poder de la oración¡ ¿No te parece?